La sustitución de los créditos por avales a las empresas publicas y la
restricción de 100.000 millones en las ayudas previstas a las empresas
públicas, aumentan el elevado coste que esto supone en desmantelamiento
industrial para el conjunto del Estado y más para una Comunidad Autonómica
como Asturias. Estos presupuestos provocarán un impacto de una fuerte
restricción en la inversión pública, junto a la congelación de los salarios
comportando un elevado saldo negativo en estancamiento de la actividad
económica y pérdida de empleo.
En nuestro país los objetivos macroeconómicos y parámetros económicos de
convergencia fijados impondrán políticas de ajuste más duras para llegar a los
mismos objetivos y en el mismo plazo que nuestros socios comunitarios
partiendo de un mayor desequilibrio y menor desarrollo productivo y
tecnológico. Los objetivos en cuestión quizá no sean alcanzados ni por España
ni por los demás países de la C.E.E., pero lo que sí es seguro es que mientras
tanto la regresividad fiscal, la desregulación del mercado laboral, la
disminución de las prestaciones y encarecimiento de servicios públicos se
traducirán en una disminución del escaso «Estado de Bienestar» de que
disfrutamos, y se pretenderá que asumamos esa pérdida como inevitable. Si tal
es la dificultad para el conjunto de España, lo es mucho mayor para
comunidades como Asturias, precipitada en un declive económico y social
tras la reconversiones industriales sufridas que dejaron a nuestra región a un
paso del desplome y la regresión demográfica, que se verán acelerados por
este nuevo ajuste presupuestario.
Asimismo, al amparo del Pacto de Toledo, y apoyado en un acuerdo con los
sindicatos, el Gobierno del PP, en vez de consolidar y desarrollar el modelo
público de pensiones, busca reducir un gasto social ya insuficiente, disminuye
los impuestos sobre capital, fomenta los planes y fondos de pensiones
privados y privatiza el patrimonio público. El núcleo duro de la propuesta del
Gobierno lo constituye la ampliación de 8 a 13 años del período de cálculo de
la base reguladora, así como la modificación a la baja del porcentaje aplicado
a dicha base reguladora, en base al falso argumento de la crisis financiera del
sistema de pensiones. Estas medidas, que repercutirán negativamente sobre la
pensión media, suponen un recorte importante del orden del 16 al 20% en la
pensión futura de muchos trabajadores, y más sobre el colectivo de las
mujeres trabajadoras en cuya carrera laboral tienen más incidencia los
períodos inactivos, y cuando trabaja lo hace en su mayoría a tiempo parcial.
A estos efectos socioeconómicos de la política del PP hay que añadir los de
carácter sociopolítico. A la vez que asistimos a una regresión sin precedentes
en los contenidos sociales avanzados de la Constitución Española, se está
produciendo también un deterioro de sus contenidos democráticos. Se está
consagrando una situación de hecho en la que parece estar en vigor una